Muchas de las historias fantásticas que recuerdo de pequeño tenían como elemento común el arco iris y cómo llegando a su principio o final se le transportaba a uno a un mundo mágico.
Evidentemente alcanzar el final de un arco iris se queda en eso, en ficción. Siempre he pensado que no era posible, pero nunca me había parado a pensar el por qué. Hace poco leí un artículo vía Maikelnai sobre el tema y pude comprobar la explicación.
No se puede llegar al final de un arcoiris porque es un fenómeno que se produce dependiendo del punto de vista del observador y en el que tiene que haber tres elementos situados de la siguiente manera: El observador se debe encontrar mirando de frente y a una cierta distancia de una nube de partículas de agua (por eso vemos arcoiris cuando llueve o cuando hay mucha humedad ambiental) y con el sol de espaldas e incidiendo en las partículas de agua.
El sol, al rebotar sobre las partículas de agua, devuelve sus rayos al observador reflejados y refractados en distintas longitudes de onda, convirtiendo la luz blanca en el espectro de colores del arco iris, provocando que el observador contemple este curioso fenómeno óptico que depende enteramente de su punto de vista y que, si intentara acercarse al origen o al final del arco iris, dejaría de observarlo por variar las condiciones necesarias para poder hacerlo.